Cada inicio de año acarrea un torrente de pronósticos respecto a lo que nos espera por delante. Las predicciones para el 2025 no son la excepción, con especialistas de diversas disciplinas aventurándose a proyectar los avances que se vislumbran en los próximos meses.
Algunas de estas previsiones seguramente se materializarán, mientras que otras caerán en el olvido. Sin embargo, antes de enfocarnos en las predicciones actuales, resulta interesante mirar hacia atrás y examinar cómo se concebía el futuro en épocas pasadas.
En específico, en 1995, se formularon algunas proyecciones sobre el desarrollo tecnológico y social que, al compararlas con la realidad actual, resultan bastante curiosas.
A finales del siglo XX, en medio del auge tecnológico y el apogeo de la ciencia ficción, programas como Tomorrow’s World de la BBC se atrevían a imaginar cómo sería el mundo tres décadas después. Algunas de estas predicciones no se han concretado, o al menos no de la manera en que se anticipaban.
Implantes de microchip para transacciones bancarias
En 1995, se creía que para 2025 todos tendríamos un microchip implantado bajo la piel, que permitiría realizar operaciones bancarias y eliminar la necesidad de utilizar dinero en efectivo. A pesar de que la idea ha sido adoptada en algunos sectores, la realidad se aleja mucho de la visión propuesta.
Actualmente, las transacciones están dominadas por pagos sin contacto y billeteras digitales, que han hecho innecesario un implante físico. Además, la preocupación por la privacidad ha ralentizado la implementación de chips subcutáneos con fines comerciales, manteniendo esta predicción en un futuro aún distante.
Cirugía holográfica
Una de las predicciones para el 2025 incluía el uso de hologramas en procedimientos quirúrgicos. Se anticipaba que para este año los cirujanos operarían manipulando hologramas tridimensionales en lugar de interactuar de manera directa con tejidos humanos.
A pesar de que las cirugías a distancia ya se realizan gracias a robots como el Da Vinci y conexiones de alta velocidad, el empleo de hologramas sigue enfrentando retos técnicos y económicos considerables.
Si bien la realidad virtual y aumentada se aplican en la formación médica y planificación de operaciones, la cirugía holográfica tal como se imaginó en 1995 no ha logrado convertirse en una práctica común. La telemedicina y la robótica en cirugía han avanzado notablemente, pero no a través del uso de hologramas.
Minería de asteroides
En 1995, la idea de que el ser humano podría extraer recursos de asteroides próximos a la Tierra parecía una perspectiva esperanzadora. Se pensaba que la minería espacial sería una industria bien establecida, con empresas recolectando metales preciosos y materiales raros desde el espacio.
Hoy en día, aun cuando hay compañías como Planetary Resources que han indagado en esta opción, los altos costes y los desafíos tecnológicos han impedido que esta visión se transforme en realidad. A pesar de los progresos en la exploración del espacio, seguimos dependiendo de los recursos que obtenemos de la Tierra.
Ciberataques a gran escala
Se anticipó que el planeta sufriría ciberataques de gran magnitud que podrían desestabilizar naciones enteras. Aunque los hackers representan una amenaza concreta en la actualidad, su impacto no ha alcanzado las dimensiones catastróficas que se predijeron en 1995.
Gracias a los avances en ciberseguridad y la continua evolución de las defensas digitales, muchas infraestructuras críticas están más protegidas que nunca. A pesar de que aún existen vulnerabilidades, la comunidad global no ha experimentado el caos masivo que se pronosticaba hace tres décadas.
Cabeza flotante como asistente virtual
Entre las predicciones más disruptivas para 2025 se incluía la noción de un aparato con apariencia de cabeza flotante que funcionaría como un altavoz inteligente, gestionando tareas del hogar y proporcionando respuestas a diversas interrogantes.
Aunque los dispositivos con compatibilidad con Siri, Google Assistant y Alexa están en todas partes, su diseño y su funcionalidad se distancian completamente de la idea de una cabeza flotante.
La evolución tecnológica ha priorizado diseños más sencillos y compactos, dejando de lado las estéticas futuristas en favor de soluciones más útiles. Por tanto, la idea de un asistente virtual con forma de cabeza parece poco probable.
¿Por qué no se cumplieron estas predicciones?
Aunque algunas de estas propuestas puedan parecer razonables, muchas de las conjeturas de 1995 subestimaron el equilibrio necesario entre optimismo y realismo en el avance tecnológico. La verdad es que los desarrollos dependen no solo de la tecnología, sino también de factores sociales, económicos y éticos.
Existen conceptos como ciberataques, cirugías remotas o implantes que ya se han materializado, pero su aplicación no ha tomado el rumbo que se esperaba en el pasado. Las soluciones actuales están más enfocadas en resolver problemas concretos que en hacer realidad visiones futuristas.
